SEXUALIDAD DURANTE LA ADOLESCENCIA.
La sexualidad llega a destacarse durante la adolescencia, pero un estudio concluyó recientemente que por lo general no constituye el centro predominante de interés, aún en estos años.
La imagen que las personas jóvenes tienen de sí mismas y de sus relaciones con sus iguales y con sus progenitores está relacionada con su sexualidad. En esta edad, la actividad sexual, desde besos casuales, mimos y caricias, hasta coito, satisface una cantidad de necesidades importantes, de las cuales la menos importante es el placer físico. Más importante es la habilidad de la interacción sexual para mejorar la comunicación, para ejemplificar la búsqueda de nuevas experiencias, para proporcionar madurez, para estar a tono con los compañeros de grupo, para lograr acabar con presiones y para investigar los misterios del amor.
Muchos adultos creen que las escenas sexuales de los jóvenes de hoy constituyen una gran orgía; que la mayoría de las chicas usan la píldora, y que están listas para ir a la cama con un muchacho tan fácilmente como sus madres les dan el beso de buenas noches. En su mayor parte, esto es ciertamente una exageración, aun cuando nos damos cuenta de que se han producido muchos cambios en las actitudes y el comportamiento de las personas jóvenes en las últimas generaciones.
COMUNICACIÓN CON LOS PADRES
Las actitudes hacia la sexualidad y el comportamiento sexual han cambiado, tanto entre las personas jóvenes como entre sus progenitores. Muchos padres están actualmente en un estadio transicional: se dan cuenta de la actividad sexual premarital de sus hijos, pero no pueden aceptarla totalmente. Hoy los valores de los padres son más liberales, especialmente respecto a los jóvenes. Actualmente los padres están menos dispuestos a castigar o a echar fuera de la casa a una hija embarazada que ayudarla. Es posible que se preocupen por el sitio donde van a acomodar al novio de su hija cuando ésta lo invita a pasar un fin de semana a casa; hace veinte años no hubiera admitido que tuviera relaciones sexuales con él ( y ella no se los hubiera dicho).
Sin embargo, la comunicación acerca del sexo continúa siendo un problema para la mayor parte de padres y jóvenes. Los jóvenes, por lo general, desean poder hablar libremente con sus padres sobre el comportamiento sexual y sus problemas, pero no lo hacen por muchas razones. Consideran que no pueden abrirse confiadamente a sus padres, puestos que éstos a su vez no lo hacen con ellos; porque los puntos de vista de sus progenitores son tan diferentes que éstos no podrían entenderlos a ellos; porque temen la desaprobación de sus padres, sus regaños o castigos; porque sienten que sus padres se ofenderían, decepcionarían o escandalizarían al descubrir que sus hijos “han perdido la inocencia”, porque están desconcertados, u ocasionalmente, por su propio deseo de intimidad.
Los jóvenes tienden a sentirse más cómodos para hablar del sexo con sus padres, si ambas generaciones tienen valores sexuales similares, ya sean éstos liberales o conservadores; así mismo , madres e hijas tienen una comunicación con más éxito acerca de asuntos sexuales otra combinación progenitor-hijo(a).
La siempre presente ambivalencia adolescente puede verse en los sentimientos de los jóvenes respecto al hecho de hablar acerca del sexo con sus progenitores. Aunque dicen que les gustaría abrirse y ser francos con sus padres acerca de su comportamiento sexual, no les gusta ser interrogados y tienden a considerar que sus actividades sexuales son solamente asunto suyo. Pero cuando los padres se enteran en forma obvia de las actividades sexuales de sus hijos y las ignoran, con frecuencia éstos se confunden y enojan.
PRÁCTICAS SEXUALES COMÚNES
Actualmente muchas personas jóvenes tienen relaciones sexuales a edades muy tempranas. Adolescentes que en un principio podían haberse contentado con mimos y caricias amorosas ahora están culminando sus relaciones con coito. Esta precocidad relativa puede constituir un intento para establecer relaciones significativas. Estos jóvenes se están comportando en formas íntimas, aun cuando todavía no hayan establecido el sentido de realización del yo que Erikson(1950) considera como prerrequisito para una auténtica relación de intimidad.
Ahora muchos jóvenes se sienten presionados a involucrarse en relaciones sexuales. Algunas veces, los estudiantes universitarios se preocupan por su normalidad, cuando todavía son vírgenes a los 19 o 20 años; muchos de ellos se comprometen en actividades sexuales para verse libres de la molestia que puede implicarse la virginidad y pueden incluso sentir que se liberan de presiones por parte de la familia, de las amistades y de la sociedad si se lanzan a la actividad sexual, aun antes de que estén preparados para ella.
ACTITUDES SEXUALES COMÚNES
Las personas jóvenes tienen ideas afianzadas de lo que es correcto e incorrecto con respecto al sexo. Más de ocho entre cada diez posee fuertes convicciones de lo que es correcto e incorrecto respecto a sí mismos, pero son tolerantes y rechazan el condenar a otros. La ética prevaleciente implica que “si dos personas desean tener relaciones sexuales en alguna forma eso es moral, siempre y cuando ambos deseen hacerlo y no se lesione a ninguna de las dos”.
Los jóvenes modernos manifiestan opiniones firmes en contra de la explotación, como por ejemplo en contra de que un joven le diga a una chica que la ama solamente para que tenga relaciones sexuales con él.
DIFERENCIAS SEXUALES Y DOBLE MORAL
Los hombres y las mujeres jóvenes difieren en la naturaleza de sus impulsos sexuales y en su comportamiento sexual. Los muchachos se excitan mucho más fácilmente. Tienden a tener una erección cuando inadvertidamente tocan o ven una chica, cuando leen u oyen acerca de actividades sexuales, cuando miran escenas eróticas, cuando piensan sobre el sexo y cuando se entretienen en mimos y caricias amorosas. A menudo se preocupan por tales erecciones pero rara vez pueden controlarlas. Una vez excitados, sienten intensa urgencia de descarga sexual, urgencia que se centra en el área genital. Hacia los 15 años, la mayor parte de los muchachos tiene orgasmos dos o tres veces a la semana, en su mayoría como consecuencia de la masturbación, de sueños sexuales y de caricias. Alcanzan su máxima capacidad sexual durante los últimos años de la adolescencia (al acercarse los 20) y aunque pueden permanecer sexualmente activos hasta la vejez, la tasa de actividad decrece gradualmente. Los muchachos son sexualmente más activos que las chicas: comienzan más temprano, tienen más compañeras, tienen menos restricciones por parte de la sociedad y con menor probabilidad insisten en tener el amor como prerrequisito para la sexualidad.
En casi cualquier caso , las jóvenes adolescentes con mayor probabilidad desean romance y cariño en una relación, que satisfacción sexual. Sus sentimientos sexuales tienden a girar más alrededor de la persona con quien están y menos sobre tensiones físicas específicas. Sin embargo, algunas chicas llegan a excitarse tan fácilmente como los muchachos. Se estimulan viendo, leyendo y pensando en asuntos sexuales. Tienen orgasmos frecuentes, rápida y fácilmente y a menudo padecen un conflicto real para evitar problemas enana sociedad que desaprueba tal comportamiento. También pueden tener dificultades con su propia sociedad adolescente, cuando la mayor parte de las otras chicas, no son sexualmente tan libres.
La reciente revolución sexual ha afectado mucho más a las chicas y a las mujeres en general que a los muchachos y a los hombres. Será interesante observar si, en este ambiente más libre, la sexualidad femenina llegará a ser prácticamente igual a la masculina o si habrá diferencias entre los sexos respecto a las actitudes, expresión y necesidades sexuales.
ENFERMEDADES VENÉREAS
ENFERMEDADES VENÉREAS
Las tasas de enfermedades difundidas a través del contacto sexual han aumentado para todas las edades en los últimos 20 años. El aumento de las ocho enfermedades venéreas más destacadas, entre las cuales las que más se conocen son el sífilis y la gonorrea, ha tenido efectos particularmente severos en adolescentes. Durante 1972, por ejemplo, medio millón de víctimas de sífilis y gonorrea eran menores de 21 años, y una cantidad significativa, menor 15. Cerca del 11% de los muchachos no vírgenes y del 10% de las chicas no -vírgenes han sufrido de enfermedades venéreas y casi todos los adolescentes mayores de 15 años conocen por lo menos un amigo que las ha sufrido.
Las razones para este incremento de enfermedades venéreas entre las personas jóvenes son múltiples: el aumento de la actividad sexual entre los grupos de todas las edades; los anticonceptivos orales, los cuales no protegen de las enfermedades venéreas; la sustitución del preservativo que sí protege de tales enfermedades; la actitud complaciente que señala las enfermedades venéreas como de fácil curación; el punto de vista de la fábula personal, el cual lleva a los jóvenes a pensar que ellos y las personas con quienes tienen contactos sexuales con inmunes; y la aceptación de correr riesgos porque las personas quieren tener relaciones sexuales y tal deseo supera el temor de adquirir una enfermedad venérea.
La mayoría de los jóvenes conocen aspectos básicos relacionados con la salud, tales como las enfermedades venéreas se transmiten a través del contacto sexual, que cualquiera puede contagiarse y que son graves. Pero a menudo rechazan buscar ayuda porque temen que sus padres los descubran, y se avergüenzan y preocupan de lo que sepan sus compañeros sexuales. La mayor parte de las campañas educativas intentan erradicar las enfermedades venéreas centrándose en descubrirlas y tratarlas en forma temprana. Sin embargo, hasta que no se conceda importancia por lo menos igual a la prevención y a la obligación moral de evitar el contagio, no se estará avanzado realmente para detener esta epidemia.
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