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viernes, 10 de enero de 2014

La Adolescencia: Consideraciones Biológicas, Psicológicas y Sociales


“La pubertad te va cambiando el cuerpo, la adolescencia, el alma.
Y tú sobrecogido te preguntas quién fuiste, quién eres,
y en quién te vas a convertir”
by: Antonio Gala

      El desarrollo humano se entiende como una sucesión evolutiva de “momentos” por donde el individuo va transitando, inmerso en un proceso histórico dinámico y a menudo contradictorio.

    Todo desarrollo humano se realiza en la interdependencia de dos procesos, uno de maduración y otro de mutación o cambio. El primero lleva al segundo y el paso entre ambos corresponde a lo que comúnmente se denomina “crisis”.

    Una de estas etapas es la adolescencia. Se caracteriza fundamentalmente por ser un período de transición entre la pubertad y el estadio adulto del desarrollo.

     Adolescencia viene de la palabra latina “adolescere”, que nos remite al verbo adolecer y que en lengua castellana tiene dos significados: tener cierta imperfección o defecto y crecer.

    La adolescencia se contempla ya en los tratados más antiguos. Siempre se ha considerado una época de los individuos a medio camino entre la infancia y la edad adulta, por ello muchas tribus y pueblos establecieron claramente una serie de ritos de iniciación para marcar y favorecer el paso entre una y otra.

     En nuestra cultura debemos considerarla simplemente como una fase de notables cambios en cuanto al cuerpo, a los sentimientos y sensaciones o como una etapa original y capital de la metamorfosis de niño a adulto.

   La OMS la delimita cronológicamente entre los 10 y 19 años, aunque actualmente diferencia tres períodos, que la extienden hasta los 24 años:

v           Pre-adolescencia o temprana de 10 a 14 años, correspondiente a la pubertad.
v           Adolescencia media o propiamente dicha, de 14 a 18 años.
v           Adolescencia tardía de 19 a 24 años.

   Cada una de las etapas delimitadas por la OMS tiene sus propias características fisiológicas y psico-sociales, aunque no se deben interpretar como compartimentos estancos.

     La forma en que se irá desarrollando dependerá en gran manera de las estructuras psicológicas y sobre todo de las vivencias individuales de la infancia y en relación al entorno más cercano.

Particularidades en las distintas etapas de la adolescencia
    Antes de particularizar los acontecimientos en la cronología de la adolescencia, sería importante recordar las principales tareas que el/la adolescente tendrá que llevar a cabo durante los años de tránsito hasta la edad adulta, admirablemente sintetizadas por el Dr. Pere Folch Mateu en su artículo “Conflicto adolescente y relación pedagógica”.

      1. La asunción de una nueva identidad corporal después del impacto ocasionado por un cuerpo vivenciado como literalmente extraño.

       2. Un trabajo de luto o despedida del cuerpo y de la identidad infantil perdida.

    3. Renuncia y luto de los antiguos objetos eróticos (padres y otros miembros del grupo familiar).

       4. Dar curso a la emergencia de las nuevas posibilidades de vida relacional.
  
Manual de salud reproductiva en la adolescencia
La adolescencia: dificultades y prevención
      Las situaciones difíciles por las que puede atravesar el adolescente y su familia pueden ser muchas y diversas.

       Son frecuentes las variaciones del estado de ánimo en el adolescente. Hasta un 15% de adolescentes entre 10 y 19 años necesitarán algún tipo de intervención terapéutica debido a problemas psíquicos. El adolescente, por las características de su propia maduración, presenta, a menudo, síntomas depresivos o ansiosos que nada tienen que ver con la patología psiquiátrica.

    La rebeldía (conducta disruptiva en el medio familiar, con agresividad, desorden y problemas de conducta) nos brinda la oportunidad de investigar la dinámica familiar y el concepto que los padres tienen sobre el uso de la autoridad en la adolescencia.

      Necesidad de explorar el mundo que le rodea lo que va a exponer al adolescente a riesgos que, a juicio de los adultos, son innecesarios. Son las conductas de riesgo que elevan las tasas de morbilidad y mortalidad en la edad adolescente. Destacamos la elevada incidencia de accidentes con vehículos motorizados.

     Un tema importante es el de la experimentación y consumo de substancias tóxicas. Habrá que ser cautos y diferenciar el uso ocasional o experimental de una sustancia de su consumo habitual o sostenido. En la primera situación será muy importante el apoyo que ofrecemos al adolescente y a sus padres, evitando moralizar. En los casos de consumo habitual habrá que contar con la colaboración de personal especializado.

     Los problemas escolares representan otro motivo importante de preocupación por parte de los padres y profesores. El diagnóstico diferencial deberá incluir los problemas adaptativos del adolescente, la inhibición académica por falta de motivación, el trastorno por déficit de atención, o las dificultades específicas de aprendizaje.

      El estrés (que es una expresión de la inadecuación de la capacidad del adolescente con la demanda externa que recibe) supone otro motivo importante de consulta que, a menudo, se expresa con sintomatología psicosomática.

    Finalmente, hay que considerar las consultas entorno a la actividad sexual, en un momento en que el adolescente puede ser víctima de un aplazamiento de la entrada en el mundo adulto y los mensajes externos que propician el contacto sexual. A menudo nos podemos encontrar con conductas sexuales tempranas, marcadas por la impulsividad y sin la debida protección. Aumenta el riesgo de embarazos no deseados y de enfermedades de transmisión sexual.

     Otra dificultad, no menos importante, se puede derivar de las dificultades en la orientación de la identidad sexual. Los estudios más recientes sitúan en un 4,5% la prevalencia de atracción homosexual entre adolescentes, con un 10,7% de sensación de inseguridad ante dicha orientación.

Prevenir, mejor que curar

     La promoción de la salud integral del adolescente se basa en fortalecer los factores de protección y prevenir los de riesgo. Los factores de protección son los recursos personales o sociales que atenúan o neutralizan el impacto del riesgo, sin anular la riqueza de experimentación personal que supone el crecimiento del adolescente entre los riesgos.

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